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¿El cordón se enrollará alrededor del cuello del bebé si cruzo las piernas o estiro los brazos por encima de la cabeza?

Leyendas urbanas del embarazo

Circulan infinidad de historias ficticias sobre el embarazo por eso hemos querido aclararlas con una de las mujeres más puestas en el tema. Sofía Fournier, ginecóloga de Salud de la Mujer Dexeus y bloguera, ha tenido que escuchar muchas historias inverosímiles en su consulta.

En ocasiones en la consulta ocurren situaciones de lo más cómicas y creo que es bueno aclarar ciertas leyendas urbanas, por eso decidió escribir un libro en el que “siempre con un toque de humor y sin ánimo de ofender a ninguna futura mamá”, nos proporciona valiosos consejos para sobrevivir a esta emocionante (y desconcertante) etapa.

Las mujeres embarazadas pueden hacer ejercicio, ¡incluso pesas!. Es más, es beneficioso para el feto y la madre. (Foto: Getty)
Las mujeres embarazadas pueden hacer ejercicio, ¡incluso pesas!. Es más, es beneficioso para el feto y la madre. (Foto: Getty)

“Después de varios años en la consulta viendo a mujeres embarazadas, en Urgencias resolviendo dudas de las pacientes y en la sala de partos atendiendo a futuras mamás en el día más importante de sus vidas, he visto y oído de todo. Las preguntas más extrañas, las convicciones más falsas e incluso las frases lapidarias más graciosas que de pronto salen de la boca de sus acompañantes. Así, he podido constatar que hay una serie de mitos y creencias que se propagan entre las embarazadas sin saber muy bien cómo”, nos cuenta la Dra. Fournier.

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Así que decidió reunirlos en una práctica guía, ¡Voy a ser Mamá! ¿Y ahora qué? (Libros Cúpula). Para que te hagas una idea y dejes de martitizarte a cada momento, te contamos cuáles son los bulos más extendidos según la ginecóloga.

1. Nacer sietemesino es bueno para el bebé

No tenemos ni idea de en qué se basa esta afirmación, pero lógicamente la respuesta es NO. Para el bebé lo ideal es nacer a término, entre las 37 y las 42 semanas de embarazo; y si por diferentes motivos nace antes de tiempo, ¡cuantas más semanas de gestación mejor!

2. En caso de gemelos, el que nace segundo es el mayor

La gente cree que el segundo gemelo es el mayor porque es el que entró primero en el útero de su madre. Pero esto es totalmente erróneo. Los embriones se implantan en el útero materno provenientes de las trompas de Falopio y no hay manera de saber cuál se implantó primero (si es que no lo hicieron de forma simultánea). Así, el primer gemelo en nacer es el hermano mayor.

3. Si cruzas mucho las piernas, al bebé se le puede enrollar el cordón alrededor del cuello

Esta afirmación no tiene ninguna solidez científica y no te la has de creer. Existen variantes de la misma, que tampoco son ciertas, como que si estiras los brazos por encima de tu cabeza también provocarás que el cordón se enrolle alrededor del cuello de tu bebé. Lo que sí es cierto es que casi el 40 por ciento de los bebés nacen con el cordón umbilical enrollado en alguna parte de su cuerpo y es algo completamente normal que no ha de preocuparte ni asustarte.

4. El pelo del bebé provoca acidez

Sin duda esta es una de las leyendas urbanas más extendidas entre las futuras mamás, y lo cierto es que tampoco hay motivo. La realidad es que la acidez que puedas tener en el embarazo no se debe al pelo de tu bebé, sino a la progesterona, una hormona que estando embarazada predomina en tu organismo y que hace que las digestiones se vuelvan mucho más lentas. Además, con el crecimiento del útero, tu estómago cambia un poco de posición y su relación con el esófago se ve alterada, lo que facilita esta sensación de acidez

5. Si le da el sol a la barriga, el líquido amniótico se calienta

Hay muchas embarazadas que son reticentes a llevar bikini en verano. Si es por motivos estéticos, porque quieren evitar que el sol afecte a las estrías o porque se ven más favorecidas con traje de baño, genial. Pero cuando me comentan que lo hacen porque han oído que el sol calienta el líquido amniótico de la barriga y eso es malo para el bebé… ¡Por favor! No, al igual que nuestra sangre y nuestros órganos internos, el líquido amniótico está a una temperatura constante y no se altera por el calor.

Adivinar el sexo del bebé por la forma de la tripa o la mala cara de la madre es mucho suponer. (Foto: Getty Images)
Adivinar el sexo del bebé por la forma de la tripa o la mala cara de la madre es mucho suponer. (Foto: Getty Images)

6. La forma de la barriga indica el sexo

El saber popular dice que en caso de estar embarazada de un niño, la barriga tendrá una forma picuda y que, cuando esperas una niña, tendrá forma redondeada. ¿Base científica? ¡Ninguna! ¿Y por qué muchas veces la gente acierta el sexo de tu bebé al ver tu barriga? Pues por pura estadística, ¡existe un 50 por ciento de probabilidades de acertar!

7. Si quieres saber si es niño o niña, mírate al espejo

¡Y dale! Dicen que si estás guapa en el embarazo y casi no se te hincha la cara es porque estás esperando un niño. En cambio, si estás menos favorecida y con la cara algo más redonda, estás esperando una niña y, claro, ella te ha robado la belleza. Lo mismo que antes: no hay ningún argumento científico lógico que apoye esta teoría. Si te cambia la cara será porque estás reteniendo más líquidos, no porque estés embarazada de una niña.

8. Los antojos causan manchas de nacimientos

Este mito tiene dos variantes totalmente contrarias, lo que ya nos tendría que hacer sospechar de su poca validez. Por un lado, hay quien dice que si la madre ha tenido muchos antojos en el embarazo el bebé saldrá con alguna mancha de nacimiento en la piel. Por otro, está la teoría de que si la madre se reprime de algún antojo durante el embarazo, entonces su bebé tendrá manchas de nacimiento. Como puedes comprender, ambas variantes son absolutamente falsas. No influye la alimentación ni los caprichos que la madre haya tenido durante la gestación en el hecho de que el recién nacido presente alguna mancha en su piel.

9. Cada hijo te cuesta un diente

Esta es una frase muy extendida entre la gente mayor y, si bien tiene cierta base científica, hoy en día no se cumple ni mucho menos, por suerte. La teoría popular dice que el bebé necesita calcio para formar su esqueleto y lo toma de los dientes de la madre. Nada más lejos de la verdad. Pero lo que sí es cierto es que, si no cuidas tu higiene bucodental en el embarazo, tendrás más predisposición a sufrir caries o alguna complicación en las encías (y esto antiguamente podía llevar a la pérdida de alguna pieza dental). En el embarazo el pH de la saliva cambia y la permeabilidad de los capilares de las encías también, lo que favorece la aparición de infecciones bucodentales.

No estás enferma, sino embarazada. Mantenerte activa y hacer una vida normal es lo más recomendable.
No estás enferma, sino embarazada. Mantenerte activa y hacer una vida normal es lo más recomendable.

10. Tu leche es de mala calidad y no es suficiente para alimentar al bebé

Hay muchísimas creencias en torno a la lactancia materna, pero quizá estas dos son las más extendidas. Y ambas son falsas. Se ha demostrado que incluso madres que están en situación de desnutrición o dieta precaria producen una leche con los nutrientes necesarios para su bebé. Lo mismo sucede con la cantidad de leche: menos del 1 por ciento de las madres presentan hipogalactia, que es el nombre médico para referirse a la producción insuficiente de leche.

En serio, deja de hacer tanto caso a lo que te dicen los demás, vive tu embarazo tranquila y con naturalidad, y sobre todo, sé sensata.

Estos son los únicos consejos que deberías tener en cuenta:

Aprende a contar en semanas

Olvida lo de “estoy de cinco meses”, el embarazo se cuenta en semanas. ¿Y cuántas dura? 40 desde el primer día de la última regla. Obviamente, no todos los bebés nacen el Día D a la hora H. Si fuera así, sería muy fácil. La semana 40 es la fecha probable de parto, pero un embarazo normal puede durar entre 38 y 42 semanas.

Lo de contar en semanas verás rápidamente que nos sirve a los médicos para hablar todos el mismo idioma. Es decir: sabemos que hacia las 12 semanas hay que hacer tal o cual prueba; que, si una embarazada de 35 semanas se pone de parto, la prematuridad extrema ya está superada; o que, si a las ocho semanas se tienen náuseas es lo más normal del mundo. En fin, que contar en semanas de gestación es práctico, ágil y, además, permite establecer un protocolo de control del embarazo organizando las pruebas complementarias y las visitas hospitalarias en función de las mismas.

Escucha poco y acepta menos consejos

Me explico. Verás que cuando tu entorno se entere de que estás esperando un bebé, rápidamente las conversaciones de sobremesa en casa de tus padres, de las cenas con tus amigas o del momento café en el trabajo se centrarán casi en exclusiva en tu embarazo. Y, con la mejor intención del mundo, la gente te contará tal o cuál anécdota: te explicarán que el médico de la hija de la vecina le dijo que era malísimo sentarse con las piernas cruzadas o que la hermana de la prima de su novio tuvo una reacción alérgica horrible al comer pescado y que, «en tu estado», es mejor no probar el atún.

Luego están los comentarios sobre el parto. Todas tus conocidas que hayan tenido hijos querrán contarte su experiencia con total detalle y emoción (porque sí, el día del parto se te queda grabado a fuego, es único, especial, inolvidable y emocionante), pero ni se les ocurrirá pensar que para ti ese es un momento que aún está a años luz y que con sólo mencionarlo te empiezan a entrar los agobios y los miedos.

Además, cada una te aconsejará de manera insistente lo que a ella le funcionó en su embarazo: “Oye, para el estreñimiento, mano de santo tomar una taza de té verde en ayunas”. A lo que otra amiga replicará: “¿Cómo? ¿Tu gine te dejaba tomar té verde? Nada, nada, yo lo tenía prohibido. A mí me dijeron que para el estreñimiento lo mejor eran las semillas de lino”.

En fin, ya verás, puede haber momentos de estrés en estas conversaciones inocentes sobre embarazos, partos y demás. ¿Mi consejo? Tú escucha, claro que sí, todo el mundo lo hace con buena fe, con ganas de ayudarte y apoyarte, pero luego, en casa, relativízalo todo. No te tomes nada al pie de la letra y, en caso de duda, siempre pregunta a tu ginecólogo. Cada embarazo es único, con sus circunstancias particulares, y lo que a una le fue bien puede que a otra no, o lo que le dijeron a ella puede no estar indicado en tu caso.

Escoge un ginecólogo que te transmita confianza

Esto me parece fundamental. Durante las 40 semanas que dure tu embarazo, el ginecólogo va a ocupar un papel bastante protagonista en la historia, en serio. Así que mejor que sea un personaje agradable de la novela, ¿no? Es cierto que es tu médico y no tu mejor amigo, pero te has de atrever a preguntarle todo lo que te preocupa y te agobia, sin vergüenzas ni miedos de si la duda que tienes es una tontería o no.

¿A ti te agobia? ¡Pues pregúntale! Yo siempre les digo a mis pacientes en la primera visita que se hagan una lista de preguntas para cada vez que vengan a la consulta porque, si no, por mucho que yo les explique cosas, seguro que se les acaba olvidando algo y luego en el coche, de camino a casa, le dicen a su pareja: “¡Ya está, me he olvidado de preguntarle esto al médico!”. Personalmente, me encantan las pacientes que vienen a la consulta con ‘la lista de la compra’, las que se atreven a preguntarme todo lo que les inquieta, las que veo que poco a poco van cogiendo confianza conmigo y se sienten cómodas en la visita.

Cuídate , cuídate mucho

Si tuviese que dar un sólo consejo a una embarazada, me quedaría con este sin dudarlo. Cuida tu alimentación, cuida tu cuerpo, cuida tu mente, cuida tu imagen…. Cuidándote a ti cuidas a tu bebé. Aprovecha estos nueve meses para mejorar tus hábitos de vida: dieta sana y ejercicio físico son fundamentales en esta etapa, pero desde luego son buenas costumbres a mantener en el futuro.

Lo importante no es hacer una dieta o un régimen durante el embarazo, el objetivo es lograr adquirir unas pautas de alimentación saludables que acaben formando parte de tu vida. Y lo mismo sucede con el deporte: si el embarazo te sirve como detonante para que luego lo integres en tu día a día, ¡genial!

Practicar ejercicio físico moderado tiene un montón de beneficios pues te ayuda a sentirte bien en tu cuerpo y juega un papel importante a la hora de prevenir complicaciones propias de la gestación. Cuida tu imagen, siéntete guapa, ve a la pelu, vístete mona. No te dejes, ¡en serio! Si te ves guapa por fuera, te sentirás mejor por dentro.

Y, por último, aprovecha para cuidar tu mente, para aprender a vivir sin estrés, para pensar, para descansar y bajar el ritmo. Prueba el yoga, retoma hábitos como la lectura, busca tiempo para algún hobby que te encante…. Y recuerda: mente sana + cuerpo sano = ¡embarazo feliz!

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